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El juego lúgubre de Paco Roca

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El juego lúgubre de Paco Roca

El juego lúgubre de Paco Roca

El juego lúgubre de Paco Roca

Artículo sobre el álbum. El juego lúgubre de Paco Roca para el catálogo-libro de la exposición “PACO ROCA, DIBUJANTE AMBULANTE”. Una muestra comisariada por MacDiego para el MUVIM.

 

Figueres. Domingo 10 de junio (I)

– ¿Una Individual?
– Si
– Doce euros… incluye la exposición Dalí·Joyas.
– Gracias

Reconozco que me resisto a hacer ciertas cosas hasta que por una de aquellas cobran sentido y venir al Teatro-Museo Dalí todavía no sé si lo tiene. Se me antoja un buen lugar de inicio aunque a la denominación de este horrible lugar le falta algo. O quizás no, si consideramos, como era su deseo, una obra de arte los restos embalsamados del pintor. En caso contrario añadiría “mausoleo casposo”.

Por el momento no me tira apretujarme con los atónitos turistas ávidos de fotografiarse junto a las frivolidades de Dalí y me planto justo encima de su tumba y debajo de la preciosa cúpula geodésica de Pérez Piñero.

La veracidad del origen de la novela de Paco me genera dudas. Voy a intentar averiguarlo por mi cuenta. Necesito saber si lo que narra en su novela es o no cierto.

Deseo contactar con el espíritu de Dalí y es posible que todavía siga aquí. Cierro los ojos y lentamente adopto el ásana “palo en equilibrio”. Consigo abstraerme de las miradas de perplejidad y del ruidoso entorno… ya estoy centrado en mi respiración, lenta y profunda, leeeeenta y profuuuunda, dispuesto a sentir el flujo de energía. La atención consciente en mi cuerpo… actitud en voz media y abierto a conectar… Me noto excitado y expectante, percibo sensaciones aun indescriptibles… ¡algo se mueve! Un movimiento energético de concentración en mi estómago cada vez más y más intenso… ¿Será algún mensaje? ¿Será Dalí?…

Prrrrrrrrrrooooooooooooooootttttttpppfffff!!!! (sonó un grandísimo pedo)

Oooh my god, what a fart!
alguien gritó.

He conseguido petrificar al espectador de esta performance improvisada con el estruendoso cuesco además amplificado por el gran ojo de cristal que tengo por techo. El sulfuro de hidrógeno y azufre que podría perfectamente embotellarse en frascos inspirados en la nariz y la boca de Afrodita no es lo peor, sino el souvenir que traía. Lo blando, casi líquido que ha convertido mi ropa interior en todo un Jackson Pollock, comienza a abrirse camino hacia el exterior por lo que ya es seguro que la visita al museo no empezará por el sillón-labios de Mae West.

El juego

El juego Lúgubre después de varias aventuras en equipo con Juan Miguel Aguilera es aparentemente la primera novela gráfica en la que Paco Roca se encarga también del guión, suponiendo que la historia sea suya y no sólo la adaptación el texto homónimo que azarosamente (si es que el azar existe) llegó a sus manos; un facsímil, según parece de tirada corta, que a su vez coincide con el título de un cuadro de Salvador Dalí pintado en 1929. He tenido la oportunidad de ojear el maltrecho manuscrito que Paco Roca encontró en un anticuario y en el que se basa su novela gráfica. Cabe la posibilidad de que el propio Paco haya realizado una concienzuda falsificación del facsímil, aunque no tuve duda alguna de su autenticidad. Así mismo es posible que el relato de J. A. se editase tal y como parece como una autobiografía con datos verídicos. Quizás no. En cualquier caso mis charlas con Paco no han servido para mi fin, es inteligentemente ambiguo y esto me raya. En cierta ocasión cuando mi limitada paciencia se esfumó pensé en extrangular su amable sonrisa de niño bueno cuando me invitó a observar su obra bajo el prisma del método paranoico crítico. Sin duda algo oculta.

“Me apetecía mucho hacer algo de misterio y suspense. (Dice Paco) Le daba vueltas a la idea de coger un hecho real y manipularlo, hacer una especie de juego como el que Bram Stoker había logrado con el personaje real de Vlad el Empalador convirtiéndolo en el Drácula que todos conocemos. (…) comencé un guión en el que convertía al arquitecto Gaudí en el protagonista de una historia de terror. Quizá fuera mi inseguridad como guionista primerizo, pero el caso es que no me convencía el resultado. Fue entonces cuando cayó milagrosamente en mis manos el libro de Jonás Arquero”

En verdad el modesto libro encuadernado en rústica lo firma J. A. Son unas memorias cercanas sobre su infancia y juventud, la relación con sus padres, su formación universitaria y noviazgos, su exilio tras la guerra civil y su vida en Montpellier hasta los sesenta años. En principio nada especial que hiciera relevante el libro excepto tres capítulos que comienzan cuando frecuenta las tertulias literarias y conoce entre otros a García Lorca. Esta es la parte a la que Paco da luz y relata de forma precisa. Supongo que un relato tan siniestro desvelando el lado oscuro de un personaje tan famoso como Dalí invitaba a la prudencia.

Paco Roca es experto en photoshop y uno de los detalles que me hace sospechar es la fotografía que aparece en el epílogo de su álbum, afirma que es Jonás Arquero para luego confesar off the record que se sirvió de una foto de su propio padre a la que añadió unas gafas. La pericia de Paco y el miedo a posibles conflictos legales de la editorial La Cúpula obligan a interpretar los nombres de ambos protagonistas: Jonás Arquero y Salvador Deseo. Curiosamente una de las dos traducciones que Rafael Marín le sugirió a Paco de Jonathan Harker, el joven agente inmobiliario de la novela de Bram Stoker, la más fonética, era Jonás Arquero y además cuadraba perfectamente con las iniciales de su fuente. En la interesantísima entrevista que Koldo Azpitarte publica en el no menos magnífico libro “Senderos”. Paco nos cuenta el proceso:

“Yo no tenía ningún problema en llamarlo Salvador Dalí. Yo creo que Dalí hubiera estado encantado con una obra como ésta en la que se especulase con elementos sórdidos y ocultos sobre su persona. Sin embargo la gente de La Cúpula decidió no arriesgarse (…) Le llamé Deseo porque es así como Lorca le llamaba a Dalí en un poema: “Yo canto tu Deseo de eterno límite”. Dalí mismo decía que si Gaudí era gozo en catalán, Dalí era deseo”

Figueres. Domingo 10 de junio (II)

Lejos de desear morirme justo en aquel preciso momento pensé que dejar un reguerillo excremental sobre el suelo del santuario de Dalí tenía su gracia. Algo que al parecer no compartía el staff de el edificio de los huevos.

Tras la anticipada vuelta al hotel “Fantasías diurnas” decido continuar mi búsqueda dando un giro de 180 grados.

– Servicio de habitaciones ¿en qué puedo ayudarle?
– Me gustaría contratar los servicios de una meretriz catalana.

De hechuras celestiales, Wenddy que luego resultó ser Montse, no entiende muy bien qué hace en mi habitación desnuda posando para mis dibujos rápidos a lápiz mientras le solicito que me cuente lo que sabe sobre Salvador Dalí y que si no sabe nada, se lo invente.

– Pero ¿de qué se trata?
– Por favor háblame en catalán, ya te he dicho que necesito ayuda, un freno para controlar mi impulso sexual… Aunqueeee pensándolo bien… ven, acércate; te voy a contar de qué va este comic.

Nunca había tenido la recomendable oportunidad de hablar de una obra de Paco Roca, ni de nadie, en semejante situación. Aunque cuerpo y alma son in-di-so-lu-bles, el verbo es compatible con el deseo sodomita.

Tras una introducción donde narra cómo empezó su relación con la historia de Arquero, Roca nos presenta a Jonás en un sueño daliniano; alegoría en movimiento de uno de sus cuadros más famosos “Los elefantes”. Las primeras palabras de Jonás, quien en el preámbulo de la guerra civil viaja desde Madrid a Cadaqués para trabajar como secretario de Dalí gracias a la recomendación de García Lorca, resultan estremecedoras: “Desde hace años este sueño me persigue al igual que la locura que encontré en Cadaqués. Lo que viví allí, aún es difícil de explicar; los recuerdos se entremezclan con los sueños y las alucinaciones. Nadie ha creído jamás esta historia y ni tan siquiera yo sabría decir qué ocurrió realmente. Lo que sí sé es que viví la peor de las pesadillas”

El pequeño pueblo costero no recibe con agrado a quien se va a relacionar con Salvador Dalí, el misterio que envuelve al pintor y la profunda convicción de siniestras actividades en su casa de la playa de PortLligat, justo al lado del cementerio, aterra a todos y cada uno de los vecinos. Sin embargo Roser, una bella joven enamorada de Jonás, hace caso omiso de las advertencias y prohibiciones no escritas que rigen aquel pueblo. Ambos están dispuestos a escapar de aquella cárcel, hacer triunfar a la vida, al amor. Jonás, titubeante sobre si sus percepciones son o no reales, irá descubriendo tras encontrar en un cuarto secreto un baúl con algunas pertenencias de su predecesor como secretario, lo que nunca imaginaría ni en la peor de sus pesadillas; al auténtico genio y su obra, al psicópata y sus naturalezas muertas.

Un epílogo ilustrado de tres páginas repasa los datos biográficos más relevantes de Salvador Deseo y aspira a justificar históricamente la veracidad de lo relatado. Parece que todo cuadra, que queda poco margen para pensar en que lo contado no pasó, sin embargo…

Me despierta un WhatsApp de MacDiego (cuyo texto no podría reproducir sin que le costase el cargo, si es que tiene alguno) y no una pesadilla como yo deseaba… Algo pasa, algo no cuadra. Salgo de la habitación recopilando por el pasillo restos de cena de las bandejas a pie de puerta de mis vecinos de hotel. La mochila, el casco y la improvisada brocheta, espero que ninguno haya jugado lascivamente con la comida. La moto arranca a la primera.

Portlligat. Cadaqués. Lunes 11 de junio (I)

A pesar del tiempo transcurrido tengo la sensación de que la gente de aquí no se ha olvidado de Dalí. No me refiero al pintor internacionalmente famoso bla, bla, bla… sino al misterioso vecino de la casa de la playa. Es solo intuición pero la expresión de la gente mayor de aquí me transmite algo diferente, ya son los hijos de aquella generación, sin embargo percibo un trasfondo gris y oscuro. Mis preguntas son contestadas con evasivas y nadie parece estar dispuesto a rememorar aquellos años, aquellas historias de antes de la guerra.

Acabo de llegar a la casa de la playa y me llama la atención lo bien documentado que está El juego Lúgubre. Es en mi opinión es un valor añadido la cantidad de referencias, unas más directas y visibles que otras, al universo daliniano. Algo así me invita a las relecturas. Recuerdo que tras la presentación de la primera edición en Futurama leí el álbum como torpemente suelo leer los comics: voraz para la historia y después, en una segunda pasada, quedarme con el dibujo, los recursos narrativos y degustar ya sin hambre. “El juego lúgubre” precisamente por centrarse en un personaje como Dalí, lo cual es en si mismo un reto de altos vuelos, permite que la novela crezca y crezca, que se expanda en el lector.

Curiosamente ni la casa ni la novela están preñadas de cuadros de Dalí, la atmósfera creada al servicio del guión se basa más en los personajes y los iconos tanto conceptuales como objetuales y su simbolismo que en los propios lienzos. A mi modo de ver tal decisión beneficia a la novela; no centra la atención del lector exclusivamente sobre el Dalí pintor, cuando todos sabemos que su mejor obra fue él mismo. “¡Oh, Salvador Dalí! ¡Ahora lo sabes! ¡Jugando a ser un genio se llega a serlo!”.

Sin renunciar a pintores influyentes para Dalí como Velázquez o Arnold Böcklin que aparecen citados con un autorretrato y “La isla de los muertos”, así como un retrato del padre de Dalí, sobre el suelo del atelier del artista en el sótano de su casa, compartiendo el pérfido espacio con el hipotético cuadro dedicado al predecesor de Jonás y el cual desata todas sus sospechas, Paco Roca se concentra en tres obras paradigmáticas: “Los elefantes” la fantasía catastrófica ya citada y que muy a pesar de Jonás y de mi mismo se verá cumplida, El juego Lúgubre que da el título a la novela y por encima de todas “Jirafa ardiendo”.

El juego de Dalí

El juego Lúgubre, hablamos ahora del cuadro de Dalí, paradójicamente tan solo se deja entrever como un imaginario boceto todavía a línea, ya que la referencia tan escorzada en el sótano es significativamente más grande que el óleo final. Es sin duda un guiño del autor para todos aquellos lectores que gusten de lo críptico, gesto que a mi modo de ver coquetea intencionadamente con el surrealismo. No obstante lo revelador y a la vez inquietante de esta obra es lo que aporta como conceptos nutrientes del macabro Dalí. Destaco algunos extraidos del texto homónimo que le dedicó Georges Bataille: Castigo sangriento, desgarramiento, temeridad pueril y burlesca, virilidad en la ignonimia y el horror.

Empiezo a ver a Dalí de otra manera. No sé si crédulo cada vez con la posibilidad que propone Paco o contaminado por la energía negativa de este lugar me estoy desviando de mi eje neutral. Comienzo a percibir la especulación como auténtica.

No conocemos cómo era Roser, qué cara tenía, sin embargo, siguiendo el relato y asociándolo al espeluznante cuadro siento escalofrios. La referencia en este caso es a priori, se centra exclusivamente en su modelo, en su modelo sacrificada, mutilada y manipulada, sugiriéndose que a partir de semejante atrocidad pintaría el famoso cuadro “Jirafa ardiendo”. Luego vendrán los artículos y las interpretaciones a hablarnos de los cajones secretos del subconsciente de Dalí, algo que en este momento no me interesa.

Aceptar una obra macabra en base a una justificación teórica ¿es lícito?. Un artista como Dalí ¿puede estar por encima del bien y del mal? ¿Dónde están los límites? ¿Cuáles son los mecanismos por los que nos dejamos seducir por los artistas, por los famosos? ¿Empatizamos con ellos o simplemente proyectamos envidia?

Portlligat. Cadaqués. Lunes 11 de junio (II)

Hace tres chupitos de absenta que no si sigo conectado con la realidad. El okupa de guardia, canda la puerta de aquella especie de taberna clandestina y me dirijo hacia la playa, si me tumbo un rato a ver las estrellas quizás se me pase. Más que surrealista estoy borracho, paro en cuclillas para decidir por dónde sigo… se me acerca un gato, un gato negro. ¿Será una señal? Espero que no porque no estoy como para tomar apuntes.
Desconfio de su confianza, de sus refriegues. Una vez confiado él y confiado yo comienza a lamerme los dedos todavía grasientos de butifarra casera. Situación que me conmueve, tanto, tanto que vomito sobre el pobre gato que huye con una cobertura bien calentita, amarillenta y con tropezones multicolor.

Sin nadie a la vista me siento desprotegido en la arena ¿Y si vuelve para vengarse?
Inevitablemente me invade el relato de Poe y ya puestos sigo con el repaso, total no me puedo ni mover.

Poe, Huysmans, Rodenbach y Quincey

Recuerdo la fantástica adaptación que hizo Bernie Wrightson de “El gato negro” de Poe, así como la de Richard Corben “La caída de la casa Usher”.

El decadentismo como movimiento fue muy necrófilo. Hay muchas novelas… más cercanas a la memoria en este momento: “Al revés” de Joris-Karl Huysmans donde Des Esseintes, el protagonista, es un esteta degenerado. También “Brujas, La Muerta” de G. Rodenbach con un argumento cercano al de Viridiana.

No obstante el texto de referencia es “El asesinato considerado como una de las bellas artes” de Thomas de Quincey quien tanto influyó en autores como Poe o Baudelaire.

Coincido con Paco Roca en que es muy difícil hacer terror en un cómic. Máxime cuando hay un número limitado de páginas que no siempre permiten la necesaria construcción de personajes, el establecimiento de las relaciones entre ellos y en definitiva la involucración del lector en la escena mediante la identificación y la confluencia. No obstante se me antoja difícil poder cuantificar la respuesta emocional del lector. Jentsch señala que una “dificultad en el estudio de lo siniestro obedece a que la capacidad para experimentar esta cualidad sensitiva se da en grado extremadamente dispar en los distintos individuos.”

El otro día con Luis Armand, recordábamos algunos libros y dos filmes con conexiones en nuestra opinión con El juego lúgubre. Ambos protagonizados por Vincent Price, “Los crímenes del museo de cera” y “El abominable Dr. Phibes”.

Conociendo la pasión por los cuerpos disecados, maniquís y demás uno llega a pensar, parafraseando a Néret, que con Dalí nunca se sabe si las mujeres son de plástico, como en el Teatro-Museo Dalí, o de carne y hueso como en tantas fotos posando junto a modelos desnudas. De nuevo Jentsch nos ofrece una pista para acercarnos al lado oscuro del genio destacando como caso por excelencia de lo siniestro la “duda de que un ser aparentemente animado, sea en efecto viviente; y a la inversa; de que un objeto sin vida esté en alguna forma animado” en clara referencia a figuras de cera o productos de la taxidermia o el embalsamamiento.

En la conversación que mantiene con Koldo anteriormente citada, Paco comenta la influencia de “El silencio de los corderos”:
“Me encanta como te van dando información sobre Hannibal Lecter desde el inicio de la película, detalles sobre lo cruel y sanguinario que es para luego acabar encontrándote con él y resulta ser muy distinto a lo que nos esperábamos. Con Dalí quise hacer algo parecido”. Salvando las distancias “Seven” también presenta a un psicópata creando una obra meticulosa y precisa, guionizada, en cierto modo una obra de arte.

¡Sal-va-dor De-se-o también era un psicópata!

Zaragoza. Miércoles 13 de junio

Andrés, Teresa y yo compartimos la afición por la cerveza “Delirium” y ya en ruta ¿porqué no una escapadica a su ciudad? Por un momento dudé si acercarme a Calanda. A lo mejor allí si que sería capaz de conectar con el espíritu de Luis Buñuel y preguntarle por Dalí y sus siniestras aficiones. Lo cierto es que entre mi más que sospechosa habilidad para contactar con espíritus y la posibilidad de volver a montar un numerito esta vez en el Centro Buñuel, me hizo más figura “El tubo” de la capital maña.

– Vamos a cerrar.
– ¿Yaaaa? no jodas

La librería “Los portadores de sueños” es pequeña, coqueta y está repleta. Muy a mi pesar se me ha ido el tiempo ojeando libros de pin-ups y tatuajes. Le digo a Félix que me deje cinco minutos delante de la estantería donde tenga algo de Dalí para ver si mañana vuelvo, y tras perderme, algo que Paco y yo tenemos en común, capaces ambos de extraviarnos en escasos metros cuadrados, tropiezo con un montón de libros en el suelo y caigo golpeándome la cabeza contra “Poesía. Por favor deja los libros en su sitio exacto”.

Tan solo un libro cae al suelo, bocabajo lo recupero, es de Paul Éluard y justo por donde estaba abierto leo este poema:

A medianoche

Se abren puertas se descubren ventanas
Un fuego se enciende y me deslumbra
Todo se decide encuentro
Criaturas que yo no he deseado.

He aquí el idiota que recibía cartas del exterior
He aquí el anillo precioso que él creía de plata
He aquí la mujer charlatana de cabellos blancos
He aquí la muchacha inmaterial
Incompleta y fea bañada de noche y de miseria
Cargada de absurdas plantas silvestres
Su desnudez su castidad sensibles de cualquier parte
He aquí el mar y barcos sobre mesas de juego
Un hombre libre otro hombre libre y es el mismo
Animales exaltados ante el miedo con máscara de barro
Muertos prisioneros locos todos los ausentes.

Pero tú por qué no estás aquí tú para despertarme.

La versiones de El juego

Bien conocida es la relación triangular Éluard – Gala – Dalí. De camino a una conferencia que Paco daba en Albarracín me comentó que si volviera a hacer “El juego lúgubre” elegiría a Gala como protagonista…. ¿Qué nos pasa? Nunca parecemos estar satisfechos con nuestras obras. ¿Qué es mejor? Tomar distancia, no verlas más o tener las posibilidad de ir cambiando según las ediciones.

Parece que la edición digital facilitará dicha posibilidad y las obras puedan tener sus versiones punto cero al igual que pasa con los remakes cinematográficos o la música. ¿Cabría la posibilidad de que otro dibujante adapte esta novela en un futuro?. No sé si esta idea de hacer versiones al igual que en el cine se dará algún día.
Hasta el momento Gala sigue sin ser la prota, pero quien sabe…

Aparte de sus ediciones para España, Francia, Italia y Holanda El juego Lúgubre
ha tenido tres versiones; en blanco y negro, color y por último una bonita y cuidada en bitono y con tapa dura, y en todas ellas hay pequeñas modificaciones. Una es la metáfora de Jonás preso en el subterráneo atelier de Dalí, otra discreta pero visible es sobre el libro que acompaña a Roser, Paco la cuenta así: “A mí me gustan mucho las Leyendas de Becquer, algo de eso tiene la historia. Quería que la chica fuese muy crédula con las historias que se contaban de Dalí y al mismo tiempo que fuese más culta que el resto del pueblo, lo cual la hacía diferente. Así que pensé que leyese a Poe, pero como no estaba seguro de si sus libros estarían al alcance de todos en aquella época, leía a Becquer. En las ediciones extranjeras lee a Poe”.

La diferencia más visible fue el cambio de portada: “Por un lado, la primera portada se me quedaba ya muy blandita. Ese acabado realista no le iba además con el interior en blanco y negro. Así que quise hacer otra más con la estética y concepto de cómo lo haría ahora. Más sobria, más contundente. La idea era hacer un Dalí que distorsiona la realidad. Es un efecto óptico, a Dalí le gustaban esas cosas.”

La respuesta ciertamente coherente ilustra la admirable capacidad de trabajo de Paco y obviamente su nivel de exigencia. Aun a riesgo de parecer un friki, sobre este potencial debate, me voy a permitir discrepar con el Maestro ya que personalmente la primera portada, quizás sin los personajes y no sé si en bitono, me parece conceptualmente superior: la cabeza pétrea con el inconfundible rostro de Dalí que a la vez es mano aterradora y capturadora con la sonrisa siniestra de calavera se me presenta como una poderosa metáfora de las polaridades del psicópata, a saber: las habilidades sociales y su terrorífica actividad.

Valencia. Viernes 15 de junio

– Hola Ianina ¿Qué tal? ¿Cómo se llamaba el médium que me dijiste?
– Biel
– ¿Es bueno?
– Una pasada…
– Dame su número porfa
– Seis cero siete cinco tres tres … ¿Lo tienes? No te esperes túnicas, ni nada parecido a lo de la tele, jaja 😉

De vuelta presto atención a la placa metálica azul donde está mi estudio: “Plaça Federico García Lorca”. Por una vez no me he preguntado quién demonios se encarga de poner los nombres a las calles y porqué no excluyen los largos, los que llevan tiempo de decir y escribir cada vez que doy mi dirección. Por una vez no he intentado ponerle cara a cuál de los garrulos de este ayuntamiento se le ocurrió, porque hoy mi relación con este nombre es diferente. Por algún tipo de impulso que no me explico, acabo de pintar en la cristalera exterior del estudio una sardina y caligrafiar este exabrupto de Dalí:

“Lo que más me gusta es comerme una buena sardina mientras pienso en todos mis amigos ya muertos, sobre todo en aquellos que fueron fusilados o martirizados.”

Los vecinos pasan, miran, leen y callan, excepto José Luis: – Yieeeee, escolta, açò després es va?

Cuando pienso en lo que Paco Roca dijo “Quería que todo el álbum fuese un juego (…) Se trataba de sembrar la duda en el lector, de que no supiese cuánto de lo que está leyendo es real y cuánto ficción.” Me doy cuenta de que lo está consiguiendo, por lo menos conmigo.

Dalí el loco

En “La vida secreta de salvador Dalí” lo que antes entendía como fantasía ahora veo una confesión: “Para mi, lo erótico siempre tiene que ser feo, lo estético, divino, y la muerte, bella”

Según avanzo creo más firmemente en la historia. Año 1936, el preámbulo de la tragedia fatricida… Franco, Hitler, Mussolini… El horror y el olor a sangre ya había empezado a teñir el presente. Lo que hoy en día nos podría parecer una salvajada en esa época la sensibilidad era diferente respecto a la muerte. Las clases sociales más altas, tan diferenciadas entonces del resto, se permitían licencias insospechadas. La ambigüedad con la que Dalí se manifestaba respecto a estos personajes resultaba difícil de entender.

(Ich stecke ihn tief bis zum ende). A propósito, El juego Lúgubre sugiere que los dos alemanes invitados en la casa de PortLligat son dos mensajeros del Tercer Reich camino del norte de África, donde se entrevistarían con el general sublevado.

¿Hasta dónde llega el juego? cuando Bretón escribe “… El arte de Dalí, el más alucinógeno que se conoce hasta ahora, constituye una verdadera amenaza. Se han puesto en marcha seres absolutamente nuevos, visiblemente malintencionados. Nos llena de tenebrosa alegría ver que en su avance sólo cuentan ellos mismos y advertir, por su manera de multiplicarse y fundirse que son seres de presa” o al escuchar a Blaise Pascal hablar de Salvador Dalí como “Medio ángel, medio bestia” ¿No es una advertencia?

Freud (si amigos, por fin aparece en esta boñiga de texto) quien como es sabido gozó de la eterna simpatía y admiración de Dalí, en su ensayo Lo siniestro reconoce que lo este concepto pertenece al dominio de la estética “aunque no se pretenda ceñir la estética a la doctrina de lo bello, sino que se la considere como ciencia de las cualidades de nuestra sensibilidad”. Sin dudar de que lo siniestro está próximo a lo espantable, angustiante y espeluznante, su concreción de lo siniestro sería “aquella suerte de espantoso que afecta las cosas conocidas y familiares desde tiempo atrás”. De su texto se extraen diferentes situaciones de lo siniestro: Los maleficios, los dobles, lo inanimado que cobra vida, lo viviente que se convierte en autómata, las amputaciones y lo fantástico.

“La única diferencia entre un loco y yo, es que no estoy loco” declaró Dalí.

Barranco del infierno, La Vall de Laguar, Alicante. Lunes 23 de julio

– Dime Macdiego…
– ¿Dónde está tu puto texto? Hay que corregir, traducir, maquetar… Me van a capar!
– Estooo… tan solo me falta contactar con el espíritu de Dalí y preguntarle si lo que cuenta Paco es verdad. Empiezo a estar convencido de que…
– Vete a la mierda!
– El miércoles he quedado con un medium ¿Te quieres venir?

Podría decir que la obra de Paco Roca protagoniza un cambio de paradigma del cómic a la novela gráfica, que no es solo un gran dibujante con estilo propio y trazo certero capaz de estructurar e integrar magistralmente en viñetas una historia, sino que además tiene el infrecuente don de contar historias fantásticas, como es el caso pero… en este momento todo eso me importa una mierda. Sigue sin querer decirme lo que es verdad y lo que no.

En El juego Lúgubre podemos observar un par de guiños que en un principio consideré como errores de documentación, en verdad me extrañaba pero ahí está la referencia que Deseo hace a Pollock cuando, en el hipotético caso de que conociera su obra, hasta una década después éste no utilizó la técnica del dripping. Igualmente la revista Time, cuya portada protagonizó Dalí y que le catapultó a la fama en Estados Unidos, referida en una de las viñetas es el número del 14 de diciembre por lo que difícilmente podía estar en casa de Dalí aquel verano.

Cuando contrasté este “descubrimiento” Paco repuso: “ya lo sé, jeje”. Si es consciente de ello, no puedo más que pensar que al ser intencionado, lo que Paco persigue es que creamos que en realidad es una historia que se ha inventado, que tiene fallos y en consecuencia no puede ser verdad, que en realidad es una novela gráfica de ficción histórica como se le llama ahora a estas cosas.

No, Paco, no. Eres un tipo inteligente pero te he pillado. Entiendo que no te quieras meter en jaleos con la Fundación Gala-Salvador Dalí o con la justicia por falsas acusaciones, que tu nombre se relacione con un escándalo y más ahora con lo famoso que eres pero… lo que cuentas en El juego Lúgubre pasó de verdad.

Epílogo

– ¿Biel?
– Si, dime
– Mira es que habíamos quedado el miércoles para una sesión… (TIRORÍ TIRORÍ, TIRORÍ) Biel, disculpa un segundo…
– Macdiego estoy hablando por el móvil ahora te llamo…
– Guñsf Ñññññ Brrrrr!!!
– Biel, te decía que el lunes teníamos sesión para contactar con el espíritu de Dalí y (TIRORÍ TIRORÍ, TIRORÍ)… disculpa de nuevo
– Macdiego estoy hablan… si, si lo sé… ahora te llamo.
– Perdona Biel. Te llamaba para decirte que ya no me hace falta quedar contigo. Gracias de todos modos, nos vemos en otro momento. Un abrazo.

 


 

 

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