El logotipo de colegios y universidades
Renovarse o…
La vida es cambio y la capacidad de adaptación a nuestro entorno es clave para al éxito. Al igual que sucede en las empresas la capacidad de renovación influye directamente en su capacidad para competir dentro de un mercado cada vez más cambiante.
Si a esto le añadimos que el nivel de obsolescencia de los productos de consumo es altísimo, el escenario queda configurado como un espacio inseguro y de alto riesgo para aquellas empresas que no planifican y cuidan de antemano la fidelización de sus clientes en el tiempo. Por tanto, sobrevivir entre tendencias y modas se ha convertido en misión imposible para aquellas empresas que no se aplican el axioma de “renovarse o morir”.
En el caso de los centros educativos como son los colegios y las universidades, sucede lo mismo. Aunque en éstos últimos la realidad es más compleja dado el difícil equilibrio entre homeostasis y morfogénesis, entre tradición y actualización continua.
Con lo años corren el riesgo de adquirir los ademanes rígidos propios de una institución con una identidad e imagen basada en una escala de valores que les ha costado mucho tiempo construir así como una reputación que ha habido que consolidar y proyectar a la sociedad.
Todo ello forja y a veces exige perfiles conservadores en la dirección de los centros educativos, muy reticentes a los cambios. Y aunque, en el mejor de los casos, el centro educativo implemente nuevos contenidos, métodos pedagógicos, recursos tecnológicos e infraestructuras, no suele existir la cultura de extender estas mejoras al diseño gráfico de su imagen corporativa.
“El cambio en las empresas de éxito es parte de su naturaleza”
Frank Memelsdorff
La imagen a la altura de la reputación
Hablar hoy en día de que el logo, piedra angular de la identidad visual y corporativa, comunique y acompañe de una manera rápida y clara a los valores, visiones y misiones del centro educativo, es totalmente imprescindible.
Es evidente que en la sociedad de la información, la imagen y su rápida y correcta decodificación ha alcanzado unas cotas de importancia máximas. Mucha oferta significa muchos impactos y poco tiempo para escrutarlos.
En este sentido está demostrado, que un buen branding es capaz de hacer que la marca de un colegio o universidad sea percibida, diferenciada y recordada entre decenas de opciones.
Y más, aplicada correctamente puede hacer que la marca se transforme en un símbolo, un emblema para la comunidad, potenciando el sentimiento de orgullo, de pertenencia y empatía entre sus miembros. Es decir, una identidad corporativa adecuada puede encarnar la legitimación del prestigio que le otorgan todos los usuarios al centro educativo.
¿Llevarías con orgullo una camiseta con el escudo de tu colegio o universidad?
Oxford, Harvard, Salamanca, Sorbona y Valencia
Un logotipo actualizado está dotado de rasgos y elementos que son más reconocibles en el presente: lugar dónde es más fácil relacionarse emocionalmente con las personas.
La Universidad de Oxford, la universidad de habla inglesa más antigua del mundo, ha ido sintetizando su marca, racionalizándola y, a través de un cuidado uso tipográfico, recontextualizándola con el objetivo de la fusión entre tradición y modernidad. Una marca que alcanza gran sintonía con el centro educativo y con una clara vocación de durabilidad.
La Universidad de Harvard, la más antigua de Estados Unidos, establecida en 1636, también ha evolucionado. Más solemne, su logotipo en caja alta nos habla de tradición pero cercana en el tiempo, nada de transmitir un concepto anticuado o caduco a pesar de su historia, Harvard es una universidad que sigue transmitiendo seriedad y prestigio con una identidad visual claramente actual.
En el caso español, la Universidad de Salamanca, una de las universidades más antiguas de Europa, ha sabido revitalizarse a lo largo del tiempo sin renunciar a su herencia medieval. Hay que destacar el gran trabajo de vectorización del tipógrafo Andreu Balius, que creó todo un alfabeto con múltiples ligaduras basado en la tipografía que nombraba las diferentes sedes de la universidad.
El eje sobre el que se establece la construcción de estos logos es siempre la combinación entre el propio nombre y su escudo. Un nombre que ha de permanecer claro y totalmente legible incluso en tamaños pequeños, y un escudo reconocible como icono y anclaje del valor de la tradición.
No obstante podemos encontrar ejemplos en los que se ha renunciado al escudo, como es el caso de la Sorbonne, en favor de la fachada de su emblemático edificio como elemento singularizador, en un ejercicio de diferenciación y actualización de la marca, que probablemente ha ido demasiado lejos por lo casual del resultado, y no cumpla con el criterio de durabilidad reduciendo su eficacia a un par de décadas a lo sumo.
En Valencia, la Universidad Politécnica no ha actualizado su identidad visual que permanece desde su fundación y, a pesar de ser una universidad relativamente joven, su logo no ha aguantado el paso de los años y sin duda no está a la altura de una de las mejores universidades europeas.
La Universidad CEU Cardenal Herrera actualizó su identidad recientemente y el resultado, independientemente de opiniones subjetivas, cumple con eficacia su cometido y responde claramente a su perfil católico así como a su promesa de un discurso actual.
El caso de la identidad visual de la Universitat de València es difícil de catalogar. El diferente repertorio de estilos y su espeluznante combinación consiguen un resultado claramente fallido. Un escudo que no es funcional y que no supera el test de reducción, una tipografía humanista inspirada en la tradición medieval y un símbolo o mascota incrustado en el mismo, dibujado por Mariscal completan un coctel en nuestra opinión extravagante y disfuncional.
El nuevo logotipo del Caxton College de Valencia
Afortunadamente en Valencia hay empresas educativas donde la cultura del proyecto forma parte de la misión, visión y el knowhow del centro.
Caxton College, fundado en 1987, imparte un sistema pedagógico británico para infantil, primaria, secundaria y bachillerato y a pesar de su relativa juventud, su identidad visual giraba en torno a un escudo de clara tradición medieval con el lema “honeste vivere” y con la intención de que la marca se asociara a la tradición anglosajona y emparentarse con sus instituciones educativas.
El león alado que sujeta un libro con su pata delantera, motivo central de su imagotipo, se conoce como León de San Marcos porque, según la tradición cristiana, representa al evangelista, para la heráldica, la majestad y el poder que otorgan la sabiduría y la paz.
En la auditoría de identidad, detectamos los problemas diversos que tenía el escudo en cuanto a trazos irregulares, test de reducción, colores o falta de proporciones entre otros llegando aun así a la conclusión de que la iconografía era perfectamente compatible con el proyecto y se debía trabajar en esta órbita conceptual.
Iniciamos el restyling redibujando el león, homogeneizamos los trazos y definimos los rasgos para que fuera identificable a cualquier tamaño, estilizamos sus formas: simplificamos el libro y alzamos su rabo entre otras acciones para que se percibiera con toda su energía y belleza.
Decidimos seguir con la esencia de la tipografía “Albertus” del logotipo pero retocando formas, pesos y espacios con el objetivo de mantener la estabilidad y magnificencia que esta tipografía trasmite. Como tipografía corporativa secundaria elegimos la “Riona”, una sanserif de máxima legibilidad que combina adecuadamente con la del logotipo. De esta forma, tradición y modernidad conviven perfectamente.
El objetivo es que la imagen corporativa de Caxton College sea clara, atractiva y reconocible, actual y a la vez duradera, funcional debido a sus diferentes cometidos, coherente con el centro y su nivel y transmita toda la autoestima de un colegio que es referente a nivel internacional.