Diseño del cartel de la ópera La Finta Giardiniera
La Finta Giardiniera es una ópera bufa en tres actos encargada a Mozart por el Gran Elector Maximiliano III de Baviera para los festejos del Carnaval de 1775, como consecuencia de los conciertos que el compositor había realizado en la corte de Munich. Basada en texto de Giuseppe Petrosellini, esta ópera cómica en tres actos, cuyo argumento cuestiona las apariencias en las relaciones sociales, nos introduce en un argumento bastante entrelazado de amores no correspondidos con estructuras jerárquicas sociales que determinan la acción de los personajes. Si al principio del primer acto los personajes fingen felicidad, a medida que se va desarrollando el argumento todo lleva a una desestructuración, donde se viven momentos de confusión, de celos e incluso de locura. Una locura para escapar de la realidad. Pero una realidad que demuestra que no hay triunfo en el amor, sino sólo dureza y vulnerabilidad.
Esta singular e inclasificable obra que el compositor austriaco compuso con 18 años, se convertirá en uno de los platos fuertes de la temporada ya que correrá a cargo de William Christie, uno de los principales impulsores de la revolución que condujo al enfoque historicista que hoy predomina en el repertorio barroco y clásico, y de su conjunto, Les Arts Florissants.
Tendrá lugar el próximo 10 de noviembre, en El Palau de les Arts, y lo hará dirigida por los grandes directores de escena Sophie Daneman y Paul Agnew, con un reparto sin precedentes: Mariasole Mainini (Sandrina); Lauren Lodge Campbell (Serpetta); Deborah Cachet (Arminda); Théo Imart (Ramiro); Moritz Kallenberg (Il contino Belfiore); Rory Carver (El podestà); Sreten Manojlović (Nardo).
Un Juego de apariencias
Nociones Unidas es el estudio encargado del diseño gráfico de la propuesta, y lo hace reflejando el juego de las apariencias mediante una enredadera que traza el perfil de un abstracto rostro. Una abstracción que se abre a infinidad de formas por dibujar, estableciendo una dicotomía entre el espacio interior y el exterior. Se trata de una metáfora de un mundo, el de la obra, pero también el de la realidad, marcado por la apariencia, por los secretos, por ese binomio entre lo que ocurre dentro y fuera, que acaba generando una enredadera de situaciones comprometidas y confusas. Representado de forma elegante y pulcra, para que el mensaje llegue de forma rápida, juguetona y clara, de una obra controvertida sobre los celos, las apariencias, y los turbios, laberínticos y ambiguos caminos del deseo y la pasión.
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